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¿Por qué el reloj mecánico?

Dr. norte

El reloj mecánico: una elección que mira hacia el futuro

El reloj mecánico puede parecer, en la era de la precisión del cuarzo, una elección anacrónica. Ciertamente no puede garantizar la precisión y robustez de un reloj digital, ni su facilidad de mantenimiento. Requiere más cuidado y atención que la contraparte de cuarzo.
Entonces, ¿por qué el reloj mecánico sigue fascinando a millones de fanáticos en todo el mundo? Las respuestas a esta pregunta son múltiples, pero hay dos razones principales para el encanto de un reloj mecánico.
Veamos por qué el reloj mecánico es antiguo y futurista al mismo tiempo, un viático para los próximos días.

El reloj mecánico necesita al usuario

El reloj de cuarzo depende, para su funcionamiento, de una batería que lo alimente. Cuando se agota la batería, se reemplaza. El funcionamiento del reloj de cuarzo es idéntico, ya sea en la muñeca o en un cajón olvidado.
Un reloj mecánico requiere una fuente de energía externa para funcionar. Esta fuente de energía solo puede provenir del hombre.
La forma en que la energía humana ingresa al reloj determina si estamos en presencia de un movimiento de cuerda automático o un movimiento de cuerda manual. El primero se recarga aprovechando el movimiento de la muñeca, el segundo requiere la rotación de una corona sinuosa a intervalos periódicos (por lo general, se recarga todas las noches).
Ya sea que el reloj mecánico sea automático o de cuerda manual, en cualquier caso es un objeto que no puede tener su propia operación autónoma, si la acción humana no le proporciona energía.

El reloj mecánico es una mirada al futuro

Por curiosa que parezca esta afirmación, se puede decir que pocos objetos se hicieron con la previsión de un reloj mecánico.
El movimiento del reloj mecánico se compone solo de componentes metálicos y rubíes. Un reloj de cuarzo, por otro lado, depende de su funcionamiento con componentes de silicio y circuitos impresos.
Los componentes electrónicos de un reloj de cuarzo son producidos por compañías especializadas que fabrican un cierto número de piezas. Una vez que el período de producción del reloj ha terminado, estos componentes ya no se producen, sino que se reemplazan por una nueva serie, actualizada, más moderna y ciertamente de rendimiento, pero no es lo mismo. Una vez que un reloj de cuarzo deja de producirse, ya no puede repararse: cuando se rompe, tendrá que tirarlo.
Un reloj mecánico contiene un movimiento realizado exclusivamente con resortes, engranajes y otros componentes metálicos, y elementos antifricción compuestos de rubíes. Todos estos componentes son, sin exclusión, mantenibles y reemplazables. Cuando el reloj mecánico deja de fabricarse, casi siempre es posible, especialmente para modelos ampliamente distribuidos, encontrar piezas de repuesto. Si no es posible, un relojero siempre podrá reconstruir la pieza de repuesto desde cero. Ejemplo del caso de la casa suiza más prestigiosa de la historia, Patek Philippe, que cuenta con una división de relojeros completamente dedicada a restaurar las piezas más antiguas producidas por la casa de manera eficiente. A estos relojeros primero se les enseña cómo hacer sus propias herramientas: cuando dominan la fabricación de las herramientas, continúan construyendo las piezas de repuesto reales. Es un procedimiento difícil, que solo unos pocos artesanos expertos pueden completar: pero gracias a la naturaleza del reloj mecánico, con manos expertas siempre es posible devolverlo a la eficiencia.
Para comprender mejor la diferencia en la duración potencial entre un reloj mecánico y un reloj de cuarzo, solo piense en los autos antiguos: aquellos construidos antes de los años setenta no contienen microprocesadores. La electrónica está limitada a un distribuidor simple, el alternador y algunas bobinas. Estos vehículos, incluso los octogenarios, siempre son reparables, y continúan presumiendo en recreaciones históricas. Los autos más nuevos tienen más rendimiento, estacionamiento en consumo, silencioso y menos contaminante, gracias a la electrónica. Pero nunca pueden convertirse en clásicos, porque no habrá piezas de repuesto para mantenerlos eficientes, ni será posible construir de nuevo los microprocesadores que operan las unidades de control de las que depende la eficiencia de todo el vehículo.

Patek Philippe

Conclusiones

Dos connotaciones intrínsecas dan al reloj mecánico un atractivo atemporal, que ningún reloj de cuarzo muy preciso puede rayar jamás. El primero es estar indisolublemente ligado al usuario, porque sin la energía que el hombre elige darle cada día, no puede funcionar. El segundo es su perenne duración, gracias a la perfecta reparabilidad y mantenibilidad de su movimiento.

Un reloj mecánico no es solo un instrumento que mide el tiempo: es un puente hacia el futuro.

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